TransformaciónGeneralmente pasamos mucho tiempo pensando en cambiar, en convertirnos en otra persona diferente a la que somos y, realmente, hacemos muchos esfuerzos para ello. En ocasiones, hacemos algunos cambios que nos duran algunos días, semanas o puede que meses, pero con el tiempo, volvemos a lo mismo y nos decepcionamos con nosotros/as mismos/as.

Desde que éramos unos niños/as hemos recibido muchos mensajes, explícitos o implícitos, que nos decían “tal y como eres no eres adecuado”. Nuestros progenitores, profesores, amigos, amantes… nos dicen cosas como “si fueras de esta manera, todo iría mejor” “fíjate en fulanito, deberías tomar ejemplo de él” “que hagas, pienses o sientas esto no es adecuado, tienes que cambiar y poner de tu parte”, en definitiva, hemos escuchado, en muchas ocasiones, el discurso: “si fueras otro serías mejor”, “si fueses de otra manera serías mejor”. Debido a que los seres humanos necesitamos ser aceptados porque somos seres sociales y además nos gusta agradar a otras personas, nos pasamos gran parte de nuestra vida tratando de cambiar, de ser otra persona a veces con auténtica angustia y desesperación, para que nos quieran.

Sin embargo, y a pesar de todo esto, “eres genial tal y como eres”. La única transformación real que puede ocurrir en ti es que te aceptes como eres. Todas, absolutamente todas las personas somos una mezcla extraordinaria de cosas grandiosas y de cosas repugnantes, lo que ocurre es que vanagloriamos las grandiosas y denigramos las repugnantes y en un principio exaltamos lo primero y escondemos lo segundo. Esta ocultación no puede durar mucho tiempo porque es realmente agotador, por lo que poco a poco van apareciendo nuestros defectos e imperfecciones.

El proceso de transformación realmente ocurre cuando te aceptas tal y como eres, con todas tus cosas grandiosas y todas tus cosas repugnantes. Lo que si puedes hacer es ir limándote poco a poco para que tu diamante interior cada vez brille más. Solamente en ese momento será cuando la lucha contigo mismo/a se acabará. En este momento, además, dejarás de pedirle a otras personas que sean otra cosa diferente de lo que realmente son.

Cuando nos conocemos a nosotros/as mismos/as y vemos claramente que esa conjunción de cosas grandiosas y repugnantes es extraordinaria, entonces, de repente, empezamos a aceptar que el otro también es una mezcla extraordinaria de cosas grandiosas y repugnantes. Cuando te aceptas tal y como eres empiezas a estar preparado/a para aceptar a “los otros” tal y como son. Este nivel de aceptación facilita mucho la comunicación, ya que “no hay nada peor que la gente que busca a alguien perfecto”