La mayoría de las personas vivimos inmersas en un ritmo frenético de actividad, dedicándonos poco (o ninguno) tiempo a nosotras mismas. Así, el descanso y el autocuidado, quedan muy atrás en nuestra lista de prioridades. Esto nos mantiene en un estado de “actividad interna permanente”, que hace que nuestro Sistema Nervioso Simpático (encargado de activar las reacciones fisiológicas necesarias para la lucha o huida de eventos amenazantes), esté constantemente en funcionamiento.

Nuestra actividad física, psíquica y emocional, en muchas ocasiones, nos producen un estado de alteración interno, del que no somos conscientes hasta que llegamos a una situación límite.

Una manera de prevenir y cuidar nuestra salud es practicar técnicas de respiración y relajación, que activan nuestro Sistema Nervioso Parasimpático (cuya principal función es la de generar un estado de reposo y permitir que el organismo recupere su energía), reduciendo, con ello, las respuestas internas de estrés y ansiedad.

Lograr un equilibrio entre la activación del Sistema Nervioso Simpático y el Parasimpático es necesario para llevar una vida equilibrada y favorecer estados de bienestar.

Beneficios de las técnicas de respiración y relajación:

  • Aumenta los niveles de concentración, memoria, creatividad y sensación de vitalidad.
  • Ralentiza la frecuencia cardiaca y la presión arterial, lo que nos ayuda a reducir los efectos del estrés y la ansiedad.
  • Ayuda a equilibrar las emociones (ira, frustración, enfado, tristeza, miedo, étc).
  • Aumenta la sensación de vitalidad y optimismo.
  • Ayuda a recuperar fuerzas para hacer frente al día a día.
  • Produce una mayor resistencia a las enfermedades y dolencias físicas.
  • Aumenta la eficiencia en la vida cotidiana.
  • Disminuye la tensión acumulada durante nuestra actividad cotidiana.

“Una persona respira tal y como vive. Aprender a respirar es aprender a vivir”