Las personas tenemos una tendencia a posponer o bloquear las emociones porque pensamos que éstas destruyen nuestra seguridad. Hay mucha gente que no soporta tener miedo, estar agitado, con rabia, alegre o triste porque, generalmente, cuando una emoción es fuerte solemos “movilizarnos por dentro” perdiendo nuestras referencias. En muchas ocasiones, nos movemos por la vida identificados con el ego y, éste rechaza gran parte de nuestras emociones: no quiere tener miedo, tristeza, rabia… El hecho de estar identificados con él hace que pasemos una gran cantidad de nuestro tiempo rechazando nuestras emociones.
Sin embargo, cuando nos damos cuenta de nuestra identificación con el ego, lo observamos y no nos identificamos con él, nos podemos permitir vivir nuestras emociones en su estado más puro. Cuando hacemos esto, llega un momento en que, como en el ciclo de la vida, la emoción que estamos sintiendo acaba muriendo: “Cuando dejamos libre la emoción, ésta se elimina de manera natural”.
Por el contrario, cuando nos apropiamos de la emoción, queriendo mantenerla en el tiempo, ésta bloquea y, por lo tanto, se ancla en nosotros. Ejemplo: cuando algo nos ha ofendido, nos enfadamos, si no nos permitimos sentir y expresar nuestro enfado, éste se ancla en nosotros y termina convirtiéndose en rencor, por lo que diez años más tardes seguimos enfadados por algo que ocurrió hace mucho tiempo. Por eso es importante saber y comprender que “no tenemos emociones; sentimos emociones”.
En definitiva, cuando nos permitimos sentir nuestras emociones éstas son liberadas y por lo tanto desaparecen, de esta manera las emociones no dejan huella en nosotros a largo plazo. Por el contrario cuando dejamos que la emoción sea atrapada por nuestro ego, se fija, se bloquea y no se libera, generando con ello sufrimiento.
Por otro lado, también hay que tener cuidado de no confundir: “sentir las emociones con regocijarnos en ellas”, por ello, considero importante expresar que: “No consiste en regocijarnos en las emociones sino en sentirlas hasta que sean liberadas, ya que perdernos en la emoción es tan insano como rechazarla (no dejan de ser dos extremos de una misma línea)”.
Quiero terminar este post proponiendo una reflexión: ¿cómo te manejas con tus emociones?, ¿te permites sentirlas hasta liberarlas o por el contrario te anclas en ellas o las bloqueas?