Psicología |
Estamos constantemente buscando seguridad porque nuestro cerebro quiere certidumbre y tener el control sobre la vida, para ello, empleamos mucho tiempo y esfuerzo en programar nuestro futuro, desde lo que nos resulta conocido y cómodo, ya que creemos que de esta manera disminuirá la sensación de inestabilidad que nos produce el cambio. Al creernos seguros, habitualmente, nos olvidamos de que la vida es puro cambio e incertidumbre, por lo que, al no estar alerta frente a estas cuestiones nos resulta complicado manejarnos con ellas.
Psicología |
Todas las personas tenemos en la cabeza un ideal de cómo tenemos que ser, que generalmente se corresponde con aquello que nos han dicho que es correcto o socialmente deseable. Debido a que ese ideal no deja de ser un ideal y, por lo tanto, no es real, solemos entrar en un conflicto interno entre lo real y lo ideal. En muchas ocasiones, esto se convierte en una carga muy pesada que mina nuestra autoestima y que hace que tengamos que ocultar-nos muchas partes de nosotros/as mismos/as, que entremos en una comparación constante entre ambos estados. No hay más que observar la cantidad de tiempo, esfuerzo y recursos que empleamos en ser personas que realmente no somos para agradar a los demás. Es importante tener en cuenta que las personas no somos ideales, somos reales.
Psicología |
Cuando nos encontramos metidos en una relación no nutritiva, la mayor parte de las ocasiones, en lo más profundo de nuestro ser, lo sabemos. A pesar de ello, continuamos en la relación porque pensamos “yo puedo solucionarlo, si trabajo duro en la relación todo cambiará, si yo cambio el otro me querrá, o… yo puedo cambiar al otro”. En estos momentos nuestro ego se apodera de nosotros y aparecen muchos de nuestros miedos (a veces ni somos conscientes de ellos), como por ejemplo: a la soledad, a no encontrar otra pareja, a no poder solos, al dolor, a que nadie más nos quiera y un largo etc. Por este motivo, muchas veces continuamos en relaciones que no son sanas para nosotros con el consiguiente sufrimiento que esto conlleva.
Psicología |
El enfado es una emoción y, como tal, no es ni bueno ni malo, ni positivo ni negativo, simplemente es una forma de reaccionar ante las cosas dolorosas que nos suceden. El enfado tiene su función, la de poner límites, la de hacerle ver al otro que te hizo daño, pero más allá de ahí se convierte en un tema de ego. Muchas veces nos aferramos al enfado porque no queremos sentir el dolor que hay detrás, “si no queremos sentir el dolor que nos produce algo, no hay nada mejor como enfadarse”.
Psicología |
Dos de las grandes enfermedades de nuestra sociedad son el estrés y la ansiedad, en muchas ocasiones, ambas van unidas. No hay más que mirar como el consumo de ansiolítico sigue creciendo día a día. Actualmente parece que vivimos en un mundo en el que parece que cuántas más cosas hagamos mejores personas o más valiosas somos, de hecho, hasta en las vacaciones nos dedicamos a hacer planes constantes para tener todo nuestro tiempo ocupado. Hemos cambiado calidad por cantidad. Una buena pregunta que te puedes hacer al respecto es ¿estás disfrutando de lo que estás haciendo o por el contrario estás deseando terminar lo que tienes entre manos para poder dedicarte a otra cosa? Esta “simple” pregunta te puede dar muchas pistas de cómo está siendo el nivel de estrés en tu vida.
Psicología |
Los seres humanos nacemos sin una personalidad formada, con unas predisposiciones personales, pero sin personalidad, abiertos a la experiencia y receptores a aquello que se encuentra en nuestro ambiente. A lo largo de nuestra vida hemos ido recibiendo mucha información, alguna de manera directa y otra de forma indirecta que va formando, muchas veces sin darnos cuenta, nuestra manera de pensar y clasificar el mundo. Al vivir en sociedad, nuestros padres, maestros, la sociedad… nos van educando y conduciendo para que seamos y nos comportemos de una determinada manera, algo que va ocurriendo poco a poco y de forma natural. Todo esto junto a nuestra propia predisposición, va estableciendo la forma en la que pensamos y sentimos en relación a todo. Nos hacemos una idea de lo que está bien y de lo que está mal y desde ahí empezamos a formarnos juicios sobre las cosas y las personas. Con todas estas influencias y con nuestra predisposición, se va estableciendo nuestra manera de ver el mundo.