El enfado es una emoción y, como tal, no es ni bueno ni malo, ni positivo ni negativo, simplemente es una forma de reaccionar ante las cosas dolorosas que nos suceden. El enfado tiene su función, la de poner límites, la de hacerle ver «al otro» que te hizo daño, pero más allá de ahí se convierte en un tema de ego. Muchas veces nos aferramos al enfado porque no queremos sentir el dolor que hay detrás, “si no queremos sentir el dolor que nos produce algo, no hay nada mejor que enfadarse”.
Es importante saber que la mayoría de las veces le hacemos daño «al otro» (y el otro a nosotros/as) por incompetencia y no por maldad. Es importante comprender que todos/as somos incompetentes en determinadas cosas y, eso, no nos convierte en malas personas.
Cuando nos hemos sentido ofendidos/as y/o dañados por alguien y no hacemos un ejercicio de perdón, pasa el tiempo y la experiencia dolorosa se convierte en culpa; el enfado en resentimiento y el amor en odio. Estas emociones, alargadas en el tiempo, producen muchas enfermedades físicas y, además, hacen que sigamos viviendo en el pasado y, lógicamente, cuando vivimos en el pasado nos perdemos el presente.
El perdón no es…
El perdón no es olvidar, ni negar lo que pasó, no es justificar y tampoco juzgar. No es negar las emociones que te produce lo ocurrido, no es estar de acuerdo con «el otro», ni con lo que te pasó. No es darle la razón «al otro»: “Puedes perdonar no estando de acuerdo con lo que te hicieron”. Perdonar tampoco significa llegar a un arreglo con esa persona, no es minimizar lo ocurrido. Perdonar no libera «al otro» de su responsabilidad y de las consecuencias de sus actos. Perdonar no tiene por qué implicar una reconciliación, no hay que re-establecer la relación “Te perdono y ya no puedo estar contigo”
El perdón es..
El perdón es tomar la decisión consciente de liberarte del enfado que ya no es necesario, es eliminar el deseo de castigar a la otra persona por algo que te dolió, que consideraste ofensivo o irresponsable. Por eso, para poder perdonar hay que liberarse del resentimiento.
Con el perdón ganas…
El perdón te libera del pasado y te coloca en el presente, un momento de posibilidades, de cambios y de transformación, ya que realmente el presente es el único momento que tienes.
Mediante el perdón puedes convertir el odio y el resentimiento en una comprensión amorosa, la culpa en responsabilidad y aprendizaje, y el miedo en riesgo.
Con el perdón recuperas el poder personal que habías delegado, y con ello podrás dirigir, determinar y direccionar tu vida. Recuperas el poder de amar, de comprender y de aprender. Recuperas el poder de construir un futuro a partir del presente.
Para perdonar es importante…
- Reconocer tu dolor.
- Elaborar el duelo.
- Expresar las emociones y canalizarlas.
- Expresar los límites.
- Expresar lo que quieres que cambie en la relación.
- Tomar decisiones y pasar a la acción.
- Tomarte tu tiempo y tener paciencia durante tu recuperación.
Sabrás que has perdonado cuando las emociones intensas del hecho ya no te dominen en tu día a día y puedas hablar sobre el tema sin sentir rabia, enfado, tristeza…; el hecho en cuestión, dejará de tener un peso importante en tu vida.
Es importante perdonar a las personas que nos dañaron por sus incompetencias, de la misma manera en la que es importante pedir perdón a las personas que hemos dañado por nuestras incompetencias.
Es importante no sólo que entiendas sino que comprendas, que aceptes sin resignarte, que aprendas para crecer, que dejes de ser víctima para convertirte en aprendiz responsable. Todos tenemos derecho a equivocarnos y también la obligación de aprender de ello. Es importante perdonar desde la comprensión amorosa, no para cambiar a los que te dañaron o para justificar los hechos acontecidos. Perdona para ser feliz y recuperar la paz interior.
¿Te sientes listo para perdonar? Si la respuesta es sí, enhorabuena, ya puedes quitarte un peso de encima. Si la respuesta es no, ten paciencia, todavía estás muy enfadado y resentido y antes de llegar al perdón es importante liberarse del enfado.
Es agradable leer que todo tiene solución desde el compromiso con uno mismo, un compromiso también con los demás; Gracias a Raquel por sus pinceladas precisas de como nos afectan las emociones y como aceptarlas para sanar; lo importante que es aceptarse y conocerse, para alcanzar la paz interior; ya lo dice: lo que se puede y lo que no, no hay milagros, no hay caminos cortos sino la aventura de encontrarse uno mismo, en la busqueda de la Luz de ser mejores y disfrutarlo. Cada tema que abordas, me resulta una terapia, una guia sencilla, que vale la pena meditar. Gracias y Felicidades.
Muchas gracias Marcos por tus letras. Considero que el camino de comprometerse con uno/a mismo/a es el camino del AMOR y, solamente, desde ese estado, podremos AMAR y comprometernos con los demás y con el mundo. A veces, perdemos de vista nuestro propio compromiso y también es importante saber perdonarnos a nosotros/as mismo/as por ello. Un abrazo